Por Julio Andrés Borges.
Los resultados del 15 de Febrero han destapado un nuevo debate sobre la oposición en Venezuela. Como cabeza de un movimiento político que nació como alternativa a los partidos tradicionales y a la fractura que hoy vive Venezuela, siento muchas veces preocupación por la cantidad de voces ligeras que escondiendo su propia agenda política, lo que hacen es destruir y demoler las esperanzas y avances de una mitad de Venezuela que nada contra la corriente y con el río lleno de pirañas y caimanes.
Muchas veces esas voces de la desesperanza son precisamente las del pasado, que degradaron la democracia y el pueblo en distintos roles y hoy, con tal caradura quieren dictar clases de política, ética y liderazgo.
Yo me anoto a la esperanza. A no perder el foco, a seguir construyendo y sembrando ideas valores, soluciones y futuro. No es nueva en Venezuela la presencia de los promotores de la antipolítica. Es decir de personas que bajo la destrucción permanente a los partidos, la política, el voto y hasta la democracia, ocultan su intención: llegar al poder desde arriba.
Así nacieron, han tratado de usar y abusar de iniciativas ciudadanas como el movimiento estudiantil, o la gente del petróleo, o Súmate o los militares de Altamira o Chávez en 1998.
!No importa, seguiremos sembrando el SUEÑO de la JUSTICIA!
Los resultados del 15 de Febrero han destapado un nuevo debate sobre la oposición en Venezuela. Como cabeza de un movimiento político que nació como alternativa a los partidos tradicionales y a la fractura que hoy vive Venezuela, siento muchas veces preocupación por la cantidad de voces ligeras que escondiendo su propia agenda política, lo que hacen es destruir y demoler las esperanzas y avances de una mitad de Venezuela que nada contra la corriente y con el río lleno de pirañas y caimanes.
Muchas veces esas voces de la desesperanza son precisamente las del pasado, que degradaron la democracia y el pueblo en distintos roles y hoy, con tal caradura quieren dictar clases de política, ética y liderazgo.
Yo me anoto a la esperanza. A no perder el foco, a seguir construyendo y sembrando ideas valores, soluciones y futuro. No es nueva en Venezuela la presencia de los promotores de la antipolítica. Es decir de personas que bajo la destrucción permanente a los partidos, la política, el voto y hasta la democracia, ocultan su intención: llegar al poder desde arriba.
Así nacieron, han tratado de usar y abusar de iniciativas ciudadanas como el movimiento estudiantil, o la gente del petróleo, o Súmate o los militares de Altamira o Chávez en 1998.
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